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PABLO DER RITTER
La primera vez que intenté subirme a un caballo en Alemania,
fué en una casa de campo en Flensburg, no muy lejos de de
Kiel, mi ciudad de residencia en aquel entonces. Andaba yo paseando,
no muy lejos del mar, recogiendo flores silvestres y azotado por
el viento frio y húmedo de la primavera en el norte, cuando
divisé a unos campesinos que estaban dando de comer avena
a un par de ponnys. Me acerqué al grupo y trate de explicarles
mis intenciones:
-„Moin, perdone la insolencia, pero esos caballos son para
montar?“- „Depende“. Me contestó secamente
el que parecía ser el jefe del grupo. -„Aha, sabe usted,
lo que pasa es que hace mucho tiempo que estoy buscando en las cercanías
un lugar donde poder montar a caballo, como lo hacía en mi
patria, Chile“- „Uhm“. Murmuró el tipo,
observándome con cara de Connan el Bárbaro, que llegaba
a dar miedo. „Y me podría usted explicar como montan
en su patria“. -„Bueno, de distintas maneras. Principalmente
sentados, con los pies colgando a los costados del animal y con
la cabeza mirando hacia adelante del cuello del caballo. Aúnque
hay algunos que montan al revés, esos son los que ya conocen
el arte de montar camino a casa de memoria y se aburrieron de seguir
la huella, dejando al animal que los guie. Hay otros que se tiran,
más que se montan, esos son los que regresan de noche en
borrachera, durmiendo sobre el animal y hay los últimos,
que se paran sobre el animal, esos son los del Cuerpo de Caballería
de Carabineros de Chile. el Cuadro Verde, le dicen al espéctaculo“-
„Muy interesante. Pués verá usted, por estos
lados se monta muy poco y sólo se hace por placer y para
goce de los niños, aúnque principalmente niñas,
pero antes se debe hacer un curso de montar“ -„Y usted,
me permitiría montarme en ese coso chico azabache, que parece
un poco más bizco, que está pastando allí,
cerca del corral“- „Quiere decir usted en el Ponny?“.
-“Si, si, si, claro“- „No! Porqué?“.
- „Bueno, por lo que ya le dije, me muero de ansias de montar
así como lo hacía en Chile“-. „Quiere
usted decir de pié, sobre el lomo?“. -“Pero no,
porqué?, tengo cara de policía?“-
„ No se yo, sólo que eso me dejó bastante impresionado“.
-“Si usted quiere saber como monto, permítame demostrárselo
sobre aquel bizco“- „Imposible, antes tiene usted que
seguir un curso de montar, para eso debe hablar con la señorita
encargada de las inscripciones, la inscripción tiene un costo
de 80 marcos y la hora cuesta 60 marcos, con un mínimo de
dos veces por semana y un máximo de 4“. -“ Pero
ya le he dicho que se montar. Mire usted, yo nací, casi literalmente
hablando, montado en los caballos y son hechos heróicos mis
hazañas entre Chile y Argentina, a través de la Cordillera
de los Andes“- „Me da igual, que su mamá le haya
permitido nacer sobre el lomo de los caballos, es cosa de ella y
que por los cerros, esos que usted dice, llegó a caballo
hasta Chile y Argentina, no me dice nada“. -“No, no,
no, yo no dije que mi mamá me parió sobre un caballo,
fué una cosa figurativa... Ah! y los cerros esos que usted
menciona, se llaman Cordillera de los Andes y son más altos
y grandes que los Alpes y los picos de Europa juntos“- „Como
usted diga, pero yo a usted no lo dejaré montar ninguno de
mis caballos“. -„Quiere usted decir Ponnys“. -.„Eso
le dije, Ponnys“ -“No, no, no, mi amigo, usted dijo
caballos“- „Pero los Ponnys son una raza de caballos“.
-“Será una raza de caballos, pero se les dice vulgarmente
Ponny, no caballos, caballos se llaman los que yo montaba entre
Chile y Argentina“ - “Pues no crea usted que en Alemania
no tenemos caballos grandes, Alemania tiene larga tradición
de Caballeros, jinetes, ecuestre, equina y de caballería
en Europa, nosotros le debemos a los caballos grandes victorias,
incluso militares“. -„Si, si, ya conozco las hazañas
de los militares alemanes caballerizados, no volvieron ni quedaron
muchos, no es cierto?“-. „Mire usted, jovencito insolente,
le ruego que se aleje de mi cerca o llamaré a la policía
por importunar la tranquilidad pública y ofender el orgullo
del pueblo Alemán“. -“Stá bieeén,
Stá bieeén, no era mi deseo ponerme a pelear con usted,
sólo quería, humildemente, pedirle que me permitiera
montar uno de sus enanos, perdón, quise decir Ponnys“-
„Fuera de aquí, antes que me enoje definitivamente,
mire que también tengo un par de perros, que estarían
ansiooosos por degustar carne extranjera y no quiero verlo nunca
más por estos lados, si me vuelve a importunar, no será
precisamente usted el que monte, no señor, no señor,
los enanos, como usted les llama, los gatos, los perros y hasta
yo mismo, lo vamos a montar a usted“. -“Okey, okey,
he entendido, me voy y no se preocupe, que no volveré a importunarle,
total, no tengo ningún interés en rebajarme montando
esos pigmeos de mierda que usted llama caballos. Auf Viedersehen,
Tschüs, adios amigo“
Y salí de aquel lugar con el paso más acelerado de
lo normal, mirando de reojo para lado y lado y con la sensación
de tener a toda un una aldea vikinga en pié de guerra a mis
espaldas.
Luego de está intresesante y floreada plática, y ya
fuera de peligro, seguí por los caminos, recogiendo flores,
inocentemente como Caperucita roja y Alicia en el país de
las maravillas, de regreso a la ciudad, donde me esperaba el bus
para a Kiel, donde a su vez me esperaba una enamorada, para quien
yo había coleccionado aquellas hermosas flores silvestres
de la primavera alemana. No volví nunca más a intentar
montar en el norte y la próxima experiencia con mis ansias
de montar como en mi patria, tuvo ocasión en Austria, aúnque
esta hazaña se las contaré en la próxima.
Pablo Ardouin Para el Frankfurter Rundschau
Frankfurt, primavera alemana del 2002
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